Miles de personas asistieron al entierro de la ex Primera Ministra, en Ghari Khuda Baksh. En todas las provincias del país se han desatado enfrentamientos.
Al menos 23 personas, entre ellas cuatro oficiales de seguridad, han muerto en la ola de violencia que se ha desatado en la provincia del Sindh, tras el asesinato de la lideresa opositora Benazir Bhutto.Los cuerpos de seguridad del Sindh recibieron ayer por la mañana órdenes de tirar a matar con vistas a controlar las violentas protestas desatadas por el asesinato de la ex Primera Ministra.En la capital regional, Karachi, hay desplegados unos 10 000 miembros de los cuerpos de seguridad del Estado, además de otros 6 000 en distintos puntos de la provincia sureña.Sin embargo, los operativos de seguridad no han podido impedir incendios causados por multitudes incontroladas en decenas de establecimientos comerciales.Según la televisora local Dawn, en todo el país han ardido hasta el momento unas 200 sucursales bancarias, así como trenes, tiendas y sedes de partidos políticos.Pero la violencia ha sido especialmente apreciable en el Sindh, que es el principal feudo del Partido Popular de Pakistán (PPP), al que pertenecía Bhutto.A los disturbios causados por los miembros del PPP hay que añadir los nueve muertos registrados en una explosión en el conflictivo valle norteño de Swat, durante un mitin del partido del presidente paquistaní, Pervez Musharraf.El funeral de Bhutto estuvo cargado de emotividad. El féretro con los restos de la opositora fue llevado al distrito de Larkana, en la provincia sureña del Sindh. El ataúd fue cubierto con la bandera negra, verde y roja del PPP. El coche funerario tardó más de dos horas en cubrir los cinco kilómetros que separan su casa familiar en la localidad de Naudero del panteón familiar situado en Ghari Khuda Baksh.El ataúd avanzó entre la vasta multitud que abarrotaba cada esquina. Muchos partidarios lloraron y golpearon sus pechos en muestra de dolor.Horas después, Bhutto fue sepultada junto a su padre, Zulfikar Ali Bhutto, quien a finales de la década de los setenta fue derrocado y ejecutado por el Ejército cuando era Primer Ministro.Mientras los partidarios de Bhutto se despedían de su lideresa, en Islamabad se anunció el informe oficial sobre la muerte de la ex Primera Ministra paquistaní. Un vocero del Gobierno afirmó ayer que la política no murió por heridas de bala o por esquirlas de explosivos, sino al golpearse la cabeza contra su vehículo.
La peor crisis política en la historia del país musulmán
El ataque suicida que se cobró la vida de Benazir Bhutto ha generado la peor crisis de la historia moderna de Pakistán. El país musulmán se encuentra al borde de una agitación social masiva como consecuencia del asesinato. Hasta ahora se contabilizan al menos 23 víctimas mortales por el asesinato de Bhutto. Según varios analistas, el presidente Pervez Musharraf tendrá que convencer a sus opositores de que fracasó en la protección de la ex Primera Ministra. Si no lo logra , varios expertos políticos avizoran que Musharraf deberá poner fin a su mandato de ocho años. “Nos dirigimos a una fase política muy incierta, que puede sumir al país en un estado de anarquía”, aseguró Hasan Askari, ex responsable de Ciencias Políticas en la Universidad Punjab de Lahore.El difícil momento que atraviesa Pakistán ha obligado a los países vecinos a tomar medidas de seguridad. Por ejemplo, la India decidió aumentar el estado de alerta en la frontera con su vecino.Con las elecciones previstas para el 8 de enero, que debían constituir un paso crucial en su camino hacia la democracia, estas tensiones representan el mayor desafío para Pakistán desde la secesión de Bangladesh de su territorio hace más de 35 años.
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