Atacante suicida le disparó antes de estallar explosivos sujetos a su cuerpo
Mueren 16 personas en ataque, otras 10 fallecen en protestas posteriores
Rawalpindi, Pakistán. Reuters y AFP. La líder opositora de Pakistán Benazir Bhutto fue asesinada ayer por un atacante suicida, lo que sumió al país con poderío nuclear en el caos antes de una elección general en la que la dirigente esperaba ganar.
Su muerte desató una oleada de furia en su provincia natal, Sindh, donde tenía un gran apoyo popular. En la capital provincial, Karachi, multitudes iniciaron incendios y dispararon al aire.
Mueren 16 personas en ataque, otras 10 fallecen en protestas posteriores
Rawalpindi, Pakistán. Reuters y AFP. La líder opositora de Pakistán Benazir Bhutto fue asesinada ayer por un atacante suicida, lo que sumió al país con poderío nuclear en el caos antes de una elección general en la que la dirigente esperaba ganar.
Su muerte desató una oleada de furia en su provincia natal, Sindh, donde tenía un gran apoyo popular. En la capital provincial, Karachi, multitudes iniciaron incendios y dispararon al aire.
“Ha muerto como una mártir”, declaró el responsable de su partido, Rehman Malik.
Bhutto, de 54 años, fue asesinada cuando se retiraba de un mitin electoral en la ciudad de Rawalpindi y falleció en el hospital. La Policía dijo que el atacante disparó contra Bhutto en el cuello antes de inmolarse con explosivos.
Los funerales se celebrarán el viernes en Larkana, en el sur, su ciudad natal, dijeron fuentes de su entorno. El avión con los restos de la política partió de Islamabad por la noche.
El presidente pakistaní, Pervez Musharraf, decretó tres días de luto nacional calificando el acto de “inmensa tragedia”.
“Esta crueldad es el trabajo de aquellos terroristas contra quienes estamos luchado (...) Expreso mi determinación, y quiero que la nación se una a ella y coopere, de no descansar hasta que sean eliminados”, declaró Musharraf, rival político de Bhutto.
El Consejo de Seguridad de la ONU convocó una reunión de emergencia tras el “crimen atroz”, en palabras del secretario general, Ban Ki-moon.
En la arena electoral. El atentado se produjo cuando Bhutto se desplazaba desde la tribuna hacia su vehículo, precisó su portavoz, Farhatullah Babar, en declaraciones a la televisión.
Según los testigos, se oyó un disparo antes de la degflagración, y luego el pánico: una multitud tratando de huir entre miembros mutilados, pedazos de carne y charcos de sangre.
El drama ocurrió dos meses después de su regreso a Pakistán y 15 días antes de las elecciones legislativas y provinciales del 8 de enero.
Entre los muertos figuran el kamikaze y unos 16 de los asistentes al acto, mientras que otras 56 personas resultaron heridas.
Presión a Musharraf. El exprimer ministro y dirigente opositor pakistaní Nawaz Sharif exigió la dimisión inmediata de Musharraf para “salvar a Pakistán”, llamó a una huelga en todo el país y anunció que su partido boicoteará los comicios.
“Exijo que Musharraf abandone el poder antes de 24 horas para salvar a Pakistán”, declaró en rueda de prensa antes de culpar al jefe de Estado pakistaní de ser la causa “de todos los problemas del país”.
La rabia tras el atentado no se hizo esperar. Al menos 10 personas murieron y decenas resultaron heridas en varias ciudades de Pakistán en disturbios.
Benazir Bhutto había escapado a un primer atentado suicida el 18 de octubre en Karachi, horas después de su regreso al país tras seis años de exilio, y que costó la vida a 139 personas. No quedó inmediatamente claro si Musharraf iba a decidir posponer la elección y reinstaurar el estado de excepción que había levantado el 15 de diciembre, luego de seis semanas de vigencia.
“Es justo asumir ahora que las elecciones no pueden seguir adelante”, dijo Farzana Shaikh, experta en Pakistán y miembro asociada de Chatham House, en Londres.
Una dinastía marcada por la tragedia
Su padre y dos hermanos fueron asesinados y ayer le tocó el turno a ella, la exprimera ministra pakistaní Benazir Bhutto, última representante de una saga de destino trágico que murió en un atentado suicida mientras celebraba un mitin en Rawalpindi.
Zulfikar Alí Bhutto, primer ministro de Pakistán a principio de los años 70, su esposa Nusrat y sus hijos estaban considerados una familia perfecta. Fundador del Partido del Pueblo de Pakistán (PPP), Alí Bhutto era conocido por su magnetismo y Nusrat por su belleza.
Una parte del ejército siempre vio con malos ojos a la familia Bhutto, porque Zulfiqar privilegiaba el poder civil en un país gobernado durante más de treinta años por generales golpistas.
Así, fue derrocado en 1977 por el general Zia ul-Haq y ejecutado dos años más tarde.
Uno de los hermanos de Benazir murió envenenado en Francia en 1985, y otro fue asesinado de un disparo en 1996 en Karachi (sur), según ella, por grupos vinculados a los servicios de inteligencia pakistaníes.
La muchacha de la familia, Benazir, nacida en Karachi el 21 de junio de 1953 y educada en las universidades de Oxford y Harvard, fue la primera mujer en convertirse en primer ministro de un país musulmán al dirigir la República Islámica de Pakistán de 1988 a 1990 y de 1993 a 1996.
Bhutto, de 54 años, fue asesinada cuando se retiraba de un mitin electoral en la ciudad de Rawalpindi y falleció en el hospital. La Policía dijo que el atacante disparó contra Bhutto en el cuello antes de inmolarse con explosivos.
Los funerales se celebrarán el viernes en Larkana, en el sur, su ciudad natal, dijeron fuentes de su entorno. El avión con los restos de la política partió de Islamabad por la noche.
El presidente pakistaní, Pervez Musharraf, decretó tres días de luto nacional calificando el acto de “inmensa tragedia”.
“Esta crueldad es el trabajo de aquellos terroristas contra quienes estamos luchado (...) Expreso mi determinación, y quiero que la nación se una a ella y coopere, de no descansar hasta que sean eliminados”, declaró Musharraf, rival político de Bhutto.
El Consejo de Seguridad de la ONU convocó una reunión de emergencia tras el “crimen atroz”, en palabras del secretario general, Ban Ki-moon.
En la arena electoral. El atentado se produjo cuando Bhutto se desplazaba desde la tribuna hacia su vehículo, precisó su portavoz, Farhatullah Babar, en declaraciones a la televisión.
Según los testigos, se oyó un disparo antes de la degflagración, y luego el pánico: una multitud tratando de huir entre miembros mutilados, pedazos de carne y charcos de sangre.
El drama ocurrió dos meses después de su regreso a Pakistán y 15 días antes de las elecciones legislativas y provinciales del 8 de enero.
Entre los muertos figuran el kamikaze y unos 16 de los asistentes al acto, mientras que otras 56 personas resultaron heridas.
Presión a Musharraf. El exprimer ministro y dirigente opositor pakistaní Nawaz Sharif exigió la dimisión inmediata de Musharraf para “salvar a Pakistán”, llamó a una huelga en todo el país y anunció que su partido boicoteará los comicios.
“Exijo que Musharraf abandone el poder antes de 24 horas para salvar a Pakistán”, declaró en rueda de prensa antes de culpar al jefe de Estado pakistaní de ser la causa “de todos los problemas del país”.
La rabia tras el atentado no se hizo esperar. Al menos 10 personas murieron y decenas resultaron heridas en varias ciudades de Pakistán en disturbios.
Benazir Bhutto había escapado a un primer atentado suicida el 18 de octubre en Karachi, horas después de su regreso al país tras seis años de exilio, y que costó la vida a 139 personas. No quedó inmediatamente claro si Musharraf iba a decidir posponer la elección y reinstaurar el estado de excepción que había levantado el 15 de diciembre, luego de seis semanas de vigencia.
“Es justo asumir ahora que las elecciones no pueden seguir adelante”, dijo Farzana Shaikh, experta en Pakistán y miembro asociada de Chatham House, en Londres.
Una dinastía marcada por la tragedia
Su padre y dos hermanos fueron asesinados y ayer le tocó el turno a ella, la exprimera ministra pakistaní Benazir Bhutto, última representante de una saga de destino trágico que murió en un atentado suicida mientras celebraba un mitin en Rawalpindi.
Zulfikar Alí Bhutto, primer ministro de Pakistán a principio de los años 70, su esposa Nusrat y sus hijos estaban considerados una familia perfecta. Fundador del Partido del Pueblo de Pakistán (PPP), Alí Bhutto era conocido por su magnetismo y Nusrat por su belleza.
Una parte del ejército siempre vio con malos ojos a la familia Bhutto, porque Zulfiqar privilegiaba el poder civil en un país gobernado durante más de treinta años por generales golpistas.
Así, fue derrocado en 1977 por el general Zia ul-Haq y ejecutado dos años más tarde.
Uno de los hermanos de Benazir murió envenenado en Francia en 1985, y otro fue asesinado de un disparo en 1996 en Karachi (sur), según ella, por grupos vinculados a los servicios de inteligencia pakistaníes.
La muchacha de la familia, Benazir, nacida en Karachi el 21 de junio de 1953 y educada en las universidades de Oxford y Harvard, fue la primera mujer en convertirse en primer ministro de un país musulmán al dirigir la República Islámica de Pakistán de 1988 a 1990 y de 1993 a 1996.