Un artículo que reproduce hoy el sitio web del diario español El Mundo, escrito por la asesinada líder paquistaní Benazir Bhutto, afirma que las democracias occidentales dicen una cosa y hacen otra con relación a la dictadura militar del presidente Pervez Musharraf, que actualmente gobierna en Pakistán.
En su artículo, Bhutto asegura que el gobierno de Estados Unidos había proporcionado más de diez mil millones de dólares en ayuda para Musharraf y aseguraba que estos recursos no habían sido usados para luchar contra el terrorismo.
Una frase premonitoria y estremecedora escrita por la mujer considerada el símbolo de la democracia en Pakistán, dice textualmente “Si peligroso es ofrecer resistencia a una dictadura militar, más peligroso es no hacerlo”.
A continuación la información publicada por elmundo.es.
“El 3 de noviembre de 2007 será recordado como el día más aciago en la Historia de Pakistán. Vamos a decir las cosas con toda claridad: Pakistán es una dictadura militar. El general Pervez Musharraf se cargó el pasado sábado de un plumazo toda pretensión de transición a la democracia al encabezar lo que, a efectos prácticos, no fue sino otro golpe extraconstitucional más.
Al actuar así, puso en peligro la viabilidad de Pakistán como estado independiente. No ha dejado a las fuerzas democráticas del país otra salida que una decisión peligrosa: o se somete de buen grado a la brutalidad de la dictadura o se echa a la calle y muestra al mundo cuál es realmente la actitud del pueblo de Pakistán.
El general Musharraf ha obligado asimismo a los países de Occidente, a preguntarse. ¿Van a respaldar su defensa de la democracia, hasta ahora de palabra, con acciones concretas o se echarán atrás una vez más ante esta baladronada del general? Mientras escribo, se están celebrando manifestaciones callejeras por todo Pakistán. Militantes de partidos de la oposición, abogados, jueces, defensores de los Derechos Humanos y periodistas han sido detenidos por la policía sin acusación concreta alguna. La prensa está sufriendo serias presiones. Se cree que el presidente del Tribunal Supremo y muchos otros magistrados se encuentran en situación de arresto domiciliario.
Estados Unidos, Gran Bretaña y la mayor parte de Occidente han dicho siempre lo que hay que decir acerca de la democracia en Pakistán y en todo el mundo en general.
Recuerdo las palabras del presidente Bush en el discurso de toma de posesión de su segundo mandato, cuando afirmó: "Todos los que viven bajo la tiranía y la falta de esperanzas que sepan que Estados Unidos no va a hacer oídos sordos a su opresión ni va a justificar a sus opresores. Cuando os levantéis por vuestra libertad, nosotros nos levantaremos con vosotros". Sólo Estados Unidos ha proporcionado al Gobierno de Musharraf ayuda por valor de más de 10.000 millones de dólares, unos 7.000 millones de euros, desde el año 2001.
No conocemos con exactitud en qué o cómo se ha gastado ese dinero, pero está claro que no ha servido para derrotar a los talibán ni a Al Qaeda, y tampoco ha servido para que se capture a Osama bin Laden o para que se acabe con el comercio de opio. Desde luego, tampoco ha conseguido mejorar la calidad de vida de los niños y las familias de Pakistán.
Si bien el mundo debe cumplir la parte que le corresponde para hacer frente a la tiranía, la responsabilidad fundamental sigue estando en manos del pueblo de Pakistán. Incumbe a los paquistaníes dejar claro al general Musharraf que la ley marcial no va a seguir vigente. En su inmensa mayoría, los paquistaníes son moderados; tengo la esperanza de que se unirán en una coalición moderada para marginar tanto a los dictadores como a los extremistas, para devolver la presidencia al control de los ciudadanos y para clausurar las madrasas.
Si peligroso es ofrecer resistencia a una dictadura militar, más peligroso es no hacerlo. Ha llegado el momento de que las democracias occidentales nos demuestren con hechos, y no sólo con palabras, de qué lado están.”