jueves, 27 de diciembre de 2007

Quién era la poderosa ex ministra opositora


Sus detractores la retrataron como una persona igual de adicta al poder que codiciosa; para sus simpatizantes, era quien tenía la llave para liberar a su país de la dictadura militar que lo oprime
Benazir Bhutto, tras su regreso del exilio, no pasó desapercibida en la escena política de su país, y hoy murió en un atentado suicida en un mitin electoral en Rawalpindi. Si bien estuvo los últimos ocho años en el extranjero y recibió duras acusaciones de corrupción en su contra, la popularidad de la ex primera ministra entre amplias partes de la población paquistaní continuó intacta. Esta mujer de 54 años provenía de una dinastía de políticos y había demostrado varias veces que no se dejaba doblegar. Su padre, Zulfikar Aki Khan Bhutto, fue presidente y jefe del gobierno a principios de los años 70. En 1977, cuando Benazir acababa de finalizar sus estudios en Oxford y regresaba a Pakistán, Bhutto fue derrocado por el ejército y, dos años más tarde, murió ahorcado. El nuevo gobierno militar impuso varias veces a Benazir Bhutto arresto domiciliario o incluso la encarceló. Hasta que en 1984 decidió exiliarse en Gran Bretaña, desde donde volvió a fundar el partido de su padre, el Partido Popular Paquistaní (PPP). A mediados de esa década, Bhutto regresó para seguir los pasos de su progenitor. La carismática dirigente hizo dos veces historia en su país: en 1988, cuando tras la victoria del PPP se convirtió en la primera mujer que alcanzaba la jefatura del gobierno en Pakistán, cargo que ocupó durante dos años. Después, en 1993, volvió a imponerse como primera ministra durante otros tres años. En ambas ocasiones -1990 y 1996- el presidente la destituyó por acusaciones de corrupción. Sus rivales la acusan, junto a su marido, de haber amasado una fortuna que supera los mil millones de dólares. Para evitar la cárcel, Bhutto volvió a exiliarse voluntariamente en 1999, primero en Dubai y luego en Londres, poco antes de que su futuro contrincante y actual presidente, Pervez Musharraf, se hiciera con el poder a través de un golpe de Estado incruento. Su polémico marido, Ali Azif Zardari, que durante el mandato de Benazir ocupó temporalmente el cargo de ministro de Inversiones, cumplió en esa época una pena de ocho años de cárcel por corrupción. Después, se unió a su mujer y sus tres hijos en el exilio. Bhutto también marcó el futuro de su partido desde el extranjero. Entre tanto había sido ratificada presidenta vitalicia del PPP, "siguiendo la tradición de los dictadores africanos", según opina su rival Musharraf. Y, de acuerdo con los observadores, tenía bastantes posibilidades de lograrlo.