viernes, 28 de diciembre de 2007

Una líder imperfecta y valiente

Benazir Bhutto fue una líder imperfecta y valiente. Su regreso a Pakistán hace dos meses despertó la esperanza de que su país encontraría su camino hacia la democracia y la estabilidad.Su asesinato este jueves es sin embargo un horroroso recordatorio más de lo lejos que está Pakistán de ambas cosas y de lo cerca que está del abismo.La muerte de Bhutto deja a la administración Bush con ninguna estrategia visible para librar a Pakistán de su crisis o para erradicar a Al Qaeda y a los talibán, que convirtieron al país en su base de retaguardia más importante.Apostar la seguridad de EE.UU. (y el arsenal nuclear de Pakistán) a un dictador irresponsable, el presidente Pervez Musharraf, no funcionó. Apostarla a una alianza entre el dictador y Bhutto, que esperaba ser premier este enero, ya no es posible. Esto deja a Bush con la opción, poco usual, de tener que usar los recursos y prestigio de Estados Unidos para fortalecer las maltratadas instituciones democráticas de Pakistán.Las elecciones parlamentarias son el mes que viene. Esto supone un breve margen para que el partido de Bhutto, el más grande del país, elija un nuevo candidato para primer ministro y monte una breve campaña. Washington debe pedir también que el otro líder de la oposición, Nawaz Sharif, pueda postularse. Y debe insistir para que Musharraf reincorpore a los jueces de la Corte Suprema que despidió el mes pasado para evitar que obstaculizaran su elección.